Vuelvo al
tema génesis de este blog, de esta serie de escritos. La sutil
ventaja del espanol por sobre algunos idiomas en los cuales los
verbos ser y estar se encuentran sintetizados en uno solo. Me refiero
específicamente al alemán, lengua que preciso utilizar a diario*.
Y lo que me
lleva a escribir nuevamente sobre esta diferencia, es la mentira, la
mentira como objeto. Ella y su valor de verdad, qué tan consecuente
con la realidad es, dependiendo del verbo que la abrace.
Quiero decir
que la existencia de la mentira depende netamente de la instancia
sobre la que esta pareciera suceder, sobre el verbo ser, o sobre el
verbo estar.
Algunos
ejemplos:
Una persona
que mide 1,70m le dice a otra de 1,90m: “yo soy más alto que vos”.
El que la persona mas baja declare lo anterior (de haber esta persona
hablado en forma literal y no figurativa), no se condice con la
realidad, y no varía o afecta a la realidad, ésta seguira
sugiriendo que A es más bajo que B. La condición del mentiroso será
siempre la mísma. Estamos en presencia de una mentira, algo falso en
un contexto real.
Ahora bien,
un segundo ejemplo: Una persona le dice a otra: “Te amo”. Será
esto cierto?.
Si quien
confiesa expresa la negativa de lo antes dicho dos meses despues, es
esta persona un mentiroso?, o mejor preguntado, ha mentido esta
persona esa vez cuando manifesto su amor?.
La mera
existencia de estas preguntas, nos habla de un cambio de marco. La
especulación sobre la mentira ya no gira en torno a la condición de
la persona, sino a su estado, que variará el resto de su vida,
estado sobre el cual uno suele referisrse en espanol con el verbo
estar: cómo estoy, cómo me siento (distinto del verbo estar
refiriendose a la situación del sujeto).
Puedo
aventurar una conclusión, que siempre será prematura, que dice:
desde su idioma es que el latino detecta la mentira, la entiende, la
comprende y concibe el cambio del estado de manera más fluida.
O bien la
mentira es donde el verbo se hace carne, inamobible carne de nuestros
huesos, de la realidad que golpéa y deja una marca, o es un
comportamiento humano para lidiar con el despecho, con la culpa, los
gritos del alma, los duelos, la muerte, el cambio básicamente. O
será ninguna de estas su acepción, será la mentira primera este
ensayo, que plagado de falsedades relata el destino de un juguete
literario, la madre de la falsedad.
Puede que
para los que provenimos de las raíces latinas, la mentíra no nos
sea ajena, no por practicarla más o mejor! (eso no pareciera
depender del idioma), sino por reconocerla en nuestra lengua, nuestro
idioma, y en nuestra boca, su sabor, su dejo amargo sobre los verbos
ser y estar.
Para
explicarme mejor, voy a dividir la mentira en dos variedades: la
mentira de estado, y la mentira de condición, esta segunda se fija
en el ser, transformandolo a este en un mentiroso, mientras que la
segunda es un malentendido, o una excusa, pero de cualquier manera
esconde una verdad; la verdad del cambio.
Esta es la
segunda versión del ensayo “Los verbos ser y estar, y la mentira”,
porque al escribir la primer versión (en la computadora), debido a
un problema técnico, el texto se borró, desapareció y tuve que
escribirlo denuevo. Tal vez, en este caso, haya sido esto una
ventaja.
*pequenísima
aclaración: hay sí una poco utilizada forma de diferenciar el verbo
ser del estar en alemán: ser = sein, y estar = da-sein, que sería
estar ahí. Pero, aun así, la ascepción del estar que define el
estado de una persona y no su posición, no tiene una clara
diferenciación.