Los artículos “les“ y “lxs“ y una marcada tendencia en las redes sociales.
Tal vez debido a la informalidad de las redes sociales, al no estar atadas a
modales, y que su contenido no se aferre a líneas editoriales o busque llegar a
determinados niveles de algún tipo de calidad, se dejan entrever en estas marcadas
tendencias con respecto a las formas de expresión sus usuarios. Si entendiéramos los
contenidos de las redes sociales como una forma de expresión provenientes de recortes
de determinados universos sociales, entonces las tendencias que en estos espacios se
expresan, podrían ser un interesante objeto de análisis. Es así como navegando en estos
tormentosos mares de contenidos puede uno tropezarse sin quererlo con un subrepticio
cambio lingüístico, o cuanto menos una interesante propuesta.
Una de las tendencias que ha comenzado ya hace un tiempo a delinearse en las
redes sociales, es el uso de los artículos unisex en los post, para evitar la omisión del
género femenino en los caso en los que el idioma español así lo contempla,
supuestamente incluyéndolo en un artículo que se lee y suena como el artículo plural
masculino los. Esta particularidad de la lengua española que pareciera ser una cualidad
menor, ha sido tomado como un potencial punto de cambio en la desigual consideración
histórica de la mujer con respecto al hombre en las sociedades machistas. Teniendo en
cuenta que el ser humano se refiere a la realidad principalmente mediante el lenguaje (o
los lenguajes), tal vez un cambio certero en los idiomas sea lo que nos lleve casi sin
darnos cuenta a una nueva forma de expresar la realidad y posteriormente interpretarla.
La síntesis de los géneros femenino y masculino en un nuevo artículo: lxs o les, guarda en
si un claro mensaje, y confronta a su vez la omisión del género femenino bajo una
sonoridad masculina.
¿Constituye esta licencia en le lenguaje un problema para la expresión o para la
interpretación? Es decir ¿podré hacerme entender utilizando al escribir también los
artículos les o lxs? Por un lado el artículo lxs (cada vez más utilizado en los post de
convocatorias en redes sociales) parece ser más amable a la lectura, debido a que, pese
a su fin abarcativo, su dificultosa sonoridad termina por ser suplantada en el plano verbal
(al leerse en voz alta) por los artículos las o los, lo cual es, en definitiva, una desventaja.
Por otra parte el artículo les, aunque ya presente en la lengua española en forma por
ejemplo de interjección, posee como artículo una sonoridad nueva, que pese a poder
generar en un principio breves detenciones en la lectura, no debido a un quiebre en el
sentido, sino producto del proceso de acostumbramiento de les lectores, es justamente
esta nueva sonoridad la que evita la sustitución del artículo neutral o abarcativo por el
género masculino o femenino en el plano verbal y mantiene, a su vez, el ritmo del escritor
intacto.
Se podría argüir rápidamente que la lengua española ya contiene herramientas
para referirnos a ellos y a ellas cada vez que así nosotros lo dispusiéramos. Sucede que
además de que el idioma español contiene en su “reglamento“ la omisión del género
femenino en algunos casos como una forma correcta; de tomarnos el trabajo (desde ya
genuino) de escribir en cada caso refiriéndonos tanto a los sujetos femeninos como al los
masculinos, el ritmo de la lectura se vería perjudicado, entonces el argumento sería
nuevamente, la falta de elocuencia.
En el ámbito de la música, a pesar de su discutible condición de lenguaje, las
convenciones han sido y serán fuertes y casi inamovibles pilares sobre los cuales se
sostienen tanto las sonatas de Mozart, como los cortes de un nuevo album de Beyoncé.
No obstante, cada cierta cantidad de años y una cantidad tal de circunstancias favorables,
un Cage, un Kagel o una Björk ponen en jaque las convenciones musicales
reinterpretándolas, reinventándolas o destruyendolas; y así comienzan a convivir en un
mismo “lenguaje“ diversas formas de expresión, hasta que una nueva convención se
establece. Esto que en el arte en general pareciera formar parte de un irremediable ciclo,
en los idiomas no suele suceder.
No sólo en las redes sociales se ha comenzado a utilizar de forma corriente este
tipo de artículos. Algunas radios de trayectoria de capital federal, como por ejemplo La
Tribu, ya han puesto en práctica el artículo les en muchos de sus programas. Un
antecedente de similares caracteresticas es la exposición hecha por la doctora en
Lenguas y Literaturas Romances Karina Galperin en el marco de las charlas TED Río de
La Plata “¿Ase falta una nueba ortografía?“, en la cual la disertante pregunta al público si
hace falta simplificar la ortografía, deshaciéndose, entre otras cosas, de la “H“ muda. En
este caso el cambio que se propone es algo drástico, ya que además de confrontar una
arraigada convención, Galperín también se pregunta por la vigencia de nuestro sistema
educativo. En el caso anterior el tema se propone de forma teórica y sistemática, en
cambio las convocatorias en facebook lo hacen de forma pragmática y despreocupada, y
esto significa una gran ventaja, ya que el cambio propuesto no se ha planeado o
premeditado, sino que forma parte de un devenir. Es en este último punto en el que el uso
de los artículos unisex parecieran tratarse de un hecho, un cambio que ha comenzado a
torcer la convención, tal como tantos otros pequeños e inadvertidos cambios que ha
sufrido nuestro idioma español lo han hecho.
La intención de este cambio es clara: la no omisión de un género tanto en el
lenguaje escrito como en el verbal, y en consecuencia una expresión y posterior
percepción sintética del discurso, que se refiera a una realidad tan masculina como
femenina. El vértigo ante lo “erróneo“ es un clásico síntoma frente al vacío de la
convención. La realidad cambiará en tanto nosotros la cambiemos, y preguntándonos
todo, hasta los por qué de las más arraigadas convenciones, para luego discutirlos, puede
ser un posible camino para comenzar a lograrlo. Será entonces oportuno tener en cuenta
que: “El éxito de toda reforma ortográfica que toque hábitos tan arraigados, está en la
prudencia, el consenso, el gradualismo y la tolerancia. Pero tampoco podemos dejar que
el arraigo a viejas costumbres nos impidan seguir adelante.“(*)
(*) Sic.: ¿Ase falta una nueba ortografía? - Karina Galperin - TED x Río de La Plata -
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